El mándala, palabra sánscrita cuyo
significado es círculo, es una representación simbólica y arquetípica del
universo según la antigua cosmología budista.
Realizados en el taller de Más Activos hoy lunes 25 de mayo de 2015.
En el hinduismo y en el budismo se
presenta como un dibujo complejo, generalmente circular, que representa las
fuerzas que regulan el universo y que sirve como apoyo de la meditación. Aunque
tienen su origen en la India (imágenes y meditaciones budistas) se propagaron
en otras culturas. Además, la mayoría de las culturas poseen configuraciones
mandálicas, frecuentemente con intención espiritual: la “mandorla” –almendra-
del arte cristiano medieval; ciertos “laberintos” en el pavimento de las
iglesias góticas, los rosetones de vitral de las mismas iglesias góticas…
En la cultura occidental, fue Carl G. Jüng (1875-1961) quien los utilizó en
terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de individualidad en los seres
humanos. Según él, “los mándalas representan la totalidad de la mente,
abarcando tanto el consciente como el inconsciente”. Afirmó que el arquetipo de
estos dibujos se encuentra firmemente anclado en el subconsciente colectivo.
Dentro de las múltiples técnicas de
relajación orientales, se encuentra la de pintar mándalas; se escoge un mándala
sólo dibujado con líneas y se colorea el resto. Esta técnica de relajación no
requiere ninguna disciplina expresa, ya que quien está haciéndolo lo colorea
según sus gustos estéticos e imaginativos. La pueden realizar personas de
cualquier edad, siendo además una actividad que fortalece la creatividad. Se
escoge un modelo, se seleccionan los instrumentos (colores, marcadores,
acuarelas por ejemplo), se instala en un sitio tranquilo, con música si se
desea. Hay técnicas variadas, todo dependerá del estado de ánimo y de lo que se
desea que el mándala transmita. Si se necesita ayuda para exteriorizar las
emociones, se deben colorear de adentro hacia fuera; si se desea buscar el
propio centro, se pintará de afuera hacia adentro, y se pintará hasta que
se considere que el mándala está terminado.
Sus virtudes terapéuticas permiten recobrar el equilibrio, el conocimiento de
sí mismo (intuición creativa e interpretación de sus propias creaciones), el
sosiego y la calma interna (concentración y olvido de los problemas),
necesarios para vivir en armonía...
(Fuentes
utilizadas: diccionario de la RAE; Comunidad
Escolar, Ministerio de Educación y Ciencia; Wikipedia)